El objetivo principal de las neurociencias es comprender, además de la relación del cerebro con las funciones básicas del cuerpo, el funcionamiento y el papel que juega este importante órgano en la generación de pensamientos y conductas.
Para los docentes, conocer el funcionamiento del cerebro y la mente es la mejor forma de generar una educación integral, efectiva e inclusiva.
Le preguntamos a la Doctora Amanda Céspedes, destacada neuropsiquiatra infantil, cuáles son los beneficios de aplicar la neurociencia en la sala de clases y sus virtudes en los procesos de enseñanza-aprendizaje. ¡Aquí te los contamos!
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Permite al docente “climatizar” el aula. Emplear los conocimientos de la neurociencia en la sala de clases ayudará a encender en cada niña y niño la confianza, el sentido de pertenencia y la seguridad, generando de esta forma un ambiente de bienestar emocional, ajeno al temor que paraliza el aprendizaje.
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Entrega a las y los educadores los conocimientos para saber cómo despertar la motivación por aprender y cómo favorecer una sana convivencia por medio de conductas colaborativas y de respeto.
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Proporciona estrategias didácticas adecuadas a los momentos madurativos del cerebro, lo que permite a las y los docentes calibrar la carga de contenidos, sintetizar los temas y diversificar las estrategias para llegar a cada alumna y alumno.
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Otorga los conocimientos para captar las distintas habilidades y capacidades de las y los estudiantes. Conocer cómo funciona el cerebro de cada estudiante según su edad y tipo de materia, entrega a las y los educadores las herramientas para potenciar las cualidades de sus estudiantes.
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Facilita al docente la detección temprana de trastornos del aprendizaje en estudiantes y, por consiguiente, una adecuada intervención.
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